miércoles, 2 de agosto de 2017

Vanidad

Crecí en un mundo jerárquico. La iglesia, el estado, la familia y la educación estaban jerarquizadas. En mi entorno infantil nadie cuestionaba esta situación. Era algo natural.

Del mismo modo que reconozco mi actual decadencia intelectual, he de decir que fui un niño observador y reflexivo.  Muy pronto me di cuenta de que la inteligencia (o lo que sea que nos hace simpáticos) no se correspondía necesariamente con la valía del jefe. E inmediatamente  relacioné la estupidez con las ganas de mandar. Con los años, ya descreído y senil, pienso lo mismo. Los viejos y los niños nos parecemos mucho. O eso dicen. Aunque a mí los niños me caen mal. Al grano, que me deslizo: no todos los jefes saben o quieren mandar, pero casi todos, con el tiempo, acaban por pensar que son la hostia. Mandar es cosa de cretinos, paletos y débiles. Donadies con un tremendo complejo de inferioridad. Esto se sabe sin ser argentino. Por eso, a los jefes les encanta que otros cretinos de categoría inferior les hagan el culo gordo. Y a estos, a su vez, se les infla el papo  cuando un pobre descastado les hace la pelota. Y así hasta el último mono al que, por lo general, sólo le interesa encontrar dónde vivir, comida o jaco. Y aún entre ellos caben las envidias y los empujones.

El general fusila al soldado desertor.
El obispo sodomiza al monaguillo.
El presidente del gobierno miente a sus electores que siguen votándole entumecidos.
Los padres riñen a los hijos.
Los hijos patean a la mascota.

Somos animalitos vanidosos. Necesitamos que nos adulen. Aunque algunos nos conformamos con que nos quieran un poquito.

Pero lo más divertido es cuando los personajes de ficción mandan más que sus propios creadores.

Dios manda mucho más que nadie.
El títere es más gracioso que el ventrílocuo.
Haddock es mejor persona que Hergé.
El monstruo de Frankenstein es más famoso que el doctor que le dio la vida.

El problema es: ¿existe otro modo de funcionar? ¿Es posible la anarquía? ¿Existe la anarquía nacionalista? ¿Podrán los personajes rebelarse contra sus creadores?

Y como he mezclado churras con merinas, debido sin duda al desvarío que me provocan los calores agosteños, aprovecho para cargarme de culpa y admitir sin ambages que no ando fino, que abrir este blog puede que no haya sido una buena idea y que no pienso escribir nada hasta septiembre.

Adeu lector.

Formentera 1999

Advertencia. Contenido adulto: lenguaje soez, desnudez, drogas, racismo, machismo, niños manipulados, violencia. Formentera era el puto pa...